‘’Somos las nietas de las campesinas que no pudiste esterilizar’’.
A Evelyna Esquivel la frase le salió del corazón doliente e indignado. Se tiene que tener coraje para en estos tiempos de escepticismo lanzar un poema antikeiko /antifujimorista, sitiar una arenga, mancharse las piernas de rojo y salir a marchar por la memoria y justicia en espera de miles de mujeres esterilizadas a la fuerza durante el Fujimorato.
¿Cómo nació este poema que se ha convertido en una arenga impostergable en las marchas de las últimas semanas? Evelyna tiene 23 años, era muy pequeña cuando se instauró el gobierno de Alberto Fujimori y se descubrieron las primeras denuncias de esterilizaciones forzadas, pero ayuda mucho la memoria y la vivencia familiar. Su familia campesina de Ayacucho, sus padres, no dudaron en contarle la historia en su niñez o cada vez que preguntó. Y tuvo mayor conocimiento luego cuando se sumó al feminismo –que ha peleado durante años por el esclarecimiento del caso-. Cuando colaboró con Demus en el acopio de información sobre esterilizaciones forzadas, Evelyna pudo leer terribles testimonios de las víctimas. El efecto abrumador se transformó en indignación, y la indignación no quedó allí, impune, se convirtió en una protesta en forma de poema.
“Sentí que era una deuda. El caso incluso es olvidado en las comunidades campesinas. Un día leí la manifestación de una mujer, Alejandra, y me dieron ganas de llorar. Ella contaba que estaban inscritas a un programa social de Fujimori que les daba alimentos y las condicionaron: si no se esterilizaban, ya no les daban comida. La enfermera fue a su casa, la golpeó y le puso una inyección, cuando se despertó ya estaba en el hospital, encima no le cerraron bien la herida. Cuando regresó a su casa su esposo le pegó, la culpó de hacerse esterilizar y la abandonó. No sé si está viva porque cuenta que le dio una enfermedad terminal”, narra Evelyna, quien además se inspiró en el "somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar".

Evelyna (izq) EN MARCHA
Foto: veronica ferrari
Pero regresemos a la importancia del legado, de tener una familia que te cuente la historia, aunque duela.
“Mis padres nunca permitieron que me aliene, porque el sistema te aliena de por sí. A los 8 años viajé a Ayacucho a conocer la tierra de mis padres. Mi papá, por ejemplo, desde 1984 hasta el 2000 no pudo volver a su tierra y no pudo estar en el entierro de su madre. Mis abuelos trabajaron mucho para que mi madre pueda estudiar fuera de Ayacucho y así ella se salvó de ser una víctima de esterilizaciones. Soy una suerte de cadena que llega salvándose del terrorismo de Sendero y del gobierno fujimorista. Entonces te preguntas ¿gracias a qué estoy acá? Mi familia era perseguida porque eran profesores, no es por Fujimori que nos salvamos, sino por el esfuerzo de toda la familia para salir adelante”, cuenta.
La melancolía que se apodera hasta del aire en Ayacucho es parte también del gen de Evelyna Esquivel Cisneros que se ha volcado en un poema que perdurará en nuestra historia. Cada línea es el llamado de una mujer esterilizada, es una voz que exige memoria, es un puño alzado que te dice: ¡No a la impunidad!
La primera vez que se escuchó la arenga de las nietas de las campesinas que no se pudieron esterilizar fue en la Marcha contra la violencia hacia la mujer, en diciembre del año pasado. Evelyna lideraba el cántico, cientos de mujeres la seguían, en primera fila iban las mujeres en polleras expresando el dolor de las miles de víctimas de esterilizaciones forzadas, que en su mayoría fueron mujeres andinas, quechuahablantes, en situación de extrema pobreza.
Cuando se lee el poema antiKeiko/antifujimorista de Evelyna se puede notar que el poema tiene cierto ritmo, es un canto, una rima insurgente.
“Sí, quizá es porque lo pensé también para que pueda ser cantado, a ritmo de hip hop, un estilo que me parece potente”, señala.
Lo publicó en Facebook, una buena vitrina para todos los creadores, sin burocracia ni costos de edición.
Ahora que el poema se ha convertido en una pieza que es parte de la memoria contemporánea, Evelyna apunta algo más. “Por ratos, cuando la escucho corear, se me eriza la piel; antes de hacerlo, antes de hurgar en los archivos de este caso, ya me molestaba el olvido, son demasiados años sin justicia. Es la cima de una montaña de ensañamientos contra las mujeres y las comunidades alejadas. Algunos me han contado su sufrimiento y su cólera porque solo se acuerdan de ellxs en elecciones. Espero que el poema no se transforme en un producto, que digan: “ay, qué chévere, me pongo una pollera”. No creo en exotizar lo andino, o que se quede en una arenga y una performance, sino en crear un acercamiento con las comunidades”.

evelyna Esquivel
El poema antikeiko es una voz de conciencia. Se debe tener memoria y garra para ser joven y enfrentarte a otros jóvenes que no quieren conocer lo que ocurrió en el Perú, lo que no te cuentan los políticos ni los medios, lo que se quiere seguir ocultando y se ha ocultado por casi 20 años. Por eso es una proeza lo que Evelyna ha escrito en estos tiempos en que el fujimorismo intenta retomar el poder. Hoy 5 de abril estará en las voces de muchxs, retumbará en los cuerpxs de muchos, y una nueva puerta se abrirá para que jamás se olvide ese nefasto capítulo de nuestra historia.
Somos las nietas de las campesinas que no pudiste esterilizar
Les ligaron las ideas
Les ligaron las trompas
Ahora van a ver
como sus tumbas se alborotan
Eran una meta
No más que un objetivo
De ese gobierno
Del maldito chino
Les dijeron media hora
que sería indolora
Ahora no caminan
Y en el campo se desploman
Su marido no la quiere
viene y le patea
Le da donde el Estado
Cree que también gobierna
Al ritmo de su huayno
Ahora van andando
sostiene sus ovarios
con la fuerza de los apus
Su cultura es exótica
para tu turismo
su pobreza es capital
para tu egocentrismo
Su muerte inminente
no es más que una limpieza
para tu maldita élite
No halagues su lengua indígena
si antes no interpretas
sus labios gritan “¡dolor!”
desde su vagina
Quieren,
antes de fundirse en la tierra
ver a los culpables
todos tras la reja
Ahora aquí estamos
y vamos arengando
porque no olvidamos:
que somos las nietas de las campesinas
que no pudiste esterilizar