Sí, te metiste conmigo. Cuando me agarraste de los cabellos y me arrastraste por el piso, y me dijiste puta, perra, mierda, no dije nada. Grité. Tenía miedo, sí, de que fueran los últimos momentos de mi vida. ¿Por qué tendría que morir en tus manos? Eso no. Puedo perder la vida de mil formas, pero jamás en tus manos, porque mi vida no es tuya. 

En ese momento no tuve la fuerza suficiente para soltarme, tuve que aguantar tus gritos y tus golpes. Pero no soy yo la que va a ir escondiéndose de la gente, la que se va a morir de vergüenza en las calles, a la que van a escupir e insultar. Tú no sabías que yo no soy una mujer que se calla.

Te metiste con la persona equivocada, te metiste conmigo y qué pena por ti. Por cada insulto y cada golpe me vas a ver cada día exigiendo justicia. Contaré mil veces donde sea necesario lo que hiciste conmigo. Me pasearé por canales de televisión con tu foto en la mano para que a nadie se le olvide tu cara ni tu nombre, visitaré a policías y jueces para demostrar que se equivocaron cuando te dejaron libre. Me uniré a las otras mujeres que esperan justicia para que jamás, jamás, tengas un minuto de respiro creyéndote inocente. Para que no hagas lo mismo a otras mujeres voy a levantar mi voz y va a ser tan fuerte que no habrá rincón donde no te persiga.

¿Crees que es una venganza? No, no lo es. Solo es una pequeña muestra de tu odio. A la misma altura, con el mismo peso. Ahora tenemos el mismo tamaño.

En el lado derecho de mi rostro siempre llevaré la cicatriz de los puñetazos que me diste tirada en el piso. Mi rostro no será el mismo, pero me alentaré cada vez que vea tu cara expuesta en un periódico.

Los golpes en el cuerpo se me han borrado, aunque ha brotado en mí una nueva piel, más gruesa, más resistente. No es para que la puedas tocar. Es la dignidad que de pronto no sabía que estaba allí la que ha salido.

No tengo miedo de que me vuelvas a buscar si quieres terminar de vomitar tu odio. Mi vida, que no vale nada para fiscales, jueces ni ministros ni presidentes, vale más para mí y para otras mujeres con las que me une tu pésima historia. Matarme no podrás. Debiste pensarlo antes de insultarme, golpearme e intentar violarme. Te metiste con la persona equivocada, la que no dejará que te sientas libre y seguro porque no te lo mereces. Te metiste conmigo, te metiste con todas. Ahora, aguanta.

P.D. El 13 de agosto habrá una Marcha Nacional contra la violencia hacia las Mujeres. En redes sociales se le conoce como #13A #NiUnaMenos.